“El hombre de al lado” es una película argentina dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn; la película relata la historia de Leonardo, un famoso diseñador industrial quien vive en una casa diseñada por Le Corbusier. La trama comienza cuando un nuevo vecino construye una casa con una ventana que enmarca la vista directamente a la casa de Leonardo, privándolo de intimidad a él y a su familia.
No solo es el hecho de que esté nuevo vecino intimide a Leonardo, sino que insiste neciamente en que la ventana debe de tener esa disposición, pues justamente era esa equina en donde entraban rayos de sol indispensable para iluminar de manera natural la casa.
La casa diseñada por Le Corbusier juega un papel estelar en la película, pues toda la trama se desarrolla alrededor de una ventana que da precisamente a dicha casa, y como está diseñada con sencillez y funcionalidad, con unas ventanas amplias, donde al igual que en el positivismo la visibilidad se convierte en espacios de vigilancia.
Así como en la lectura de la película Mon Oncle, se representan dos formas distintas de vivir el espacio, por lo mismo se contraponen dos maneras de pensar, de concebir el espacio y de vivirlo.
El problema, en ambas películas, no se soluciona por que la lección critica de la arquitectura y la forma de pensarla son diferentes para los personajes, es por eso que también son formas diferentes de vivirla.
Esta manera tan distinta de concebir la arquitectura y la manera tan obsesiva de celar la propia casa hace que el problema se resuelva de una manera trágica.
August Compte, quien estudia el positivismo, nos dice que estos fenómenos no son aislados, sino que deberíamos considerar todos los fenómenos como leyes naturales invariables…
Tanto en el hombre de al lado como en Mon Oncle el habitante de la casa no es solo el protagonista, si no la familia entera, quien cuenta con ciertas características y con rasgos particulares.
El parecido de la película y la lectura es bastante, el extremismo al que llega Leonardo para deshacerse de la ventana de su vecino que colinda con la propia se apodera de él y crea una obsesión, haciendo todo lo posible, y lo imposible, para defender su casa, haciendo que la arquitectura quede intacta, y que esta enorme máquina para vivir, siga su función natural, respetando su diseño original.